¿Qué es la depresión?
La depresión es un trastorno del estado de ánimo, caracterizado por sentimientos de abatimiento, infelicidad y culpabilidad, además de provocar una incapacidad total o parcial para disfrutar de las cosas que antes resultaban placenteras. Estos sentimientos afectan a los sentimientos, pensamientos y comportamientos de la persona llegando a producir interferencias en distintos ámbitos de vida: personal, laboral y/o relacional tanto en hombres como en mujeres y en cualquier rango de edad. Aunque la depresión a menudo puede ser desencadenada (aunque no necesariamente) por una circunstancia adversa, una acumulación de estrés o una transición importante en la vida, normalmente se asocia a factores multicausales. Es importante tener siempre presente que la intensidad y los síntomas de la depresión pueden variar de una persona a otra y, por lo tanto, manifestarse también de manera diferente.
La tristeza, el desánimo, los altibajos... son parte de la vida y son algo normal, pero cuando esto va más allá de un estado de ánimo ocasional y se convierte en algo que resulta desalentador y genera en la persona que lo padece gran malestar y sufrimiento, posiblemente estemos hablando de otra cosa.
Los síntomas clínicos de la depresión pueden incluir manifestaciones emocionales, motivacionales, cognitivas y físicas. Algunos de estos síntomas y signos más comunes son los siguientes:
Sintomatología de los trastornos depresivos
- Estado de ánimo deprimido
- Disminución del interés por las actividades que solían generar dicha emoción
- Pérdida o aumento de peso
- Aumento o pérdida del apetito
- Alteraciones en los hábitos del sueño, como insomnio o hipersomnia
- Agitación o disminución psicomotora
- Fatigada y/o con falta de energía, sensación de estar cansado
- Sentimientos de culpabilidad y de inutilidad
- Irritabilidad
- Dificultad para mantener la concentración o para tomar decisiones
- Pueden aparecen pensamientos relacionados con la muerte, ideas suicidas, intentos de suicidio o meditaciones previas para llevar a cabo el suicidio
Cómo tratar la depresión
Las principales alternativas terapéuticas disponibles son el tratamiento psicológico y el farmacológico, aunque ambas no son excluyentes entre sí.
El tratamiento ideal de la depresión dependerá de las características específicas del subtipo de depresión y deberá ser personalizado. Como ya se ha indicado anteriormente, este trastorno puede deberse a diferentes causas, con sintomatología distinta y por ello cada persona lo vivencia también de una manera distinta. Un@ psicólog@ puede planificar y brindar la ayuda necesaria en todo este proceso, atendiendo a las características personales del propio paciente (experiencias vitales, estilos de afrontamiento, soluciones intentadas, objetivos terapéuticos...) para ofrecer así, una terapia acorde a las propias circunstancias, particularidades y necesidades del mismo.
Algunos aspectos que han demostrado ser muy eficaces para mejorar la sintomatología de la depresión son por ejemplo, la activación conductual que tal y como indica su nombre, lo que intenta es que la persona se vuelva "a activar". Es decir, se utilizan principios para que paulatinamente la persona empiece a realizar actividades que le resulten placenteras e intentando que recupere aquellas otras actividades que solía hacer y actualmente no realiza, para romper así con ese bucle de inacción y tristeza. El estilo de vida personal es otro factor que no hay que dejar de lado. Una adecuada alimentación, el ejercicio físico y el sueño están relacionados a su vez con la mejora de la sintomatología depresiva así como, la exposición a la luz solar principalmente en las horas centrales del día. Diversos estudios han demostrado que algunos trastornos del estado de ánimo están relacionados con la poca o baja exposición solar. El corto abastecimiento de luz provoca en muchas personas cambios en los ritmos naturales del organismo. La luz del sol activa la producción de serotonina (implicada en la sensación de bienestar) y de dopamina (necesaria para sentir el impulso para "ir hacia las cosas/hacer cosas") lo que ayudará además, a regular los ritmos circadianos (relacionados con el sueño-vigilia), los niveles de melatonina y la temperatura corporal.
Finalmente resaltar, que resultará fundamental una adecuada relación terapeuta-paciente a lo largo de todo el proceso terapéutico, de forma que el paciente se sienta libre para expresar todos aquellos aspectos que considere a lo largo de las diferentes sesiones.
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